EL FARO, 28-04-2007Dice Pedro Saura, secretario general de los socialistas murcianos y candidato la Presidencia de la Comunidad, que la Región tiene pocos ayuntamientos.
JUAN REDONDO/REGIÓN
Y propone reformar la Ley de Administración Local Regional para acercar y mejorar los servicios a los ciudadanos. La descentralización en favor de los ayuntamientos es una necesidad y una asignatura pendiente, pero número de los municipios y calidad de servicios no tiene por qué tener una relación directa. Tampoco se han desarrollado o potenciado otros entes intermedios como las comarcas o las mancomunidades de servicios.
En los últimos cincuenta años no ha habido una gran variación en cuanto al número de municipios, tan sólo Santomera y Los Alcázares se constituyeron en ayuntamientos propios. Con la llegada de las elecciones municipales, en las distintas convocatorias han surgido voces de grupos vecinales segregacionistas, aunque algunos de estos grupos ya mantienen una organización y una estructura estable.
A finales de noviembre se reunieron en El Palmar una docena de pedanías y diputaciones de toda la Región para hablar de descentralización y segregación. En algunos casos, como El Palmar, los trabajos van bastante avanzados; en otros están empezando. En Murcia, además de El Palmar, el movimiento alcanza a Puente Tocinos, El Raal, La Alberca, Alquerías, Cabezo de Torres, Los Ramos y Cañada de San Pedro. Pozo Estrecho, El Algar, La Palma, y Cabo de Palos-La Manga quitarán territorio y población al Ayuntamiento de Cartagena.
En general no les ha gustado a los grandes partidos políticos hablar de movimientos segregacionistas. El PP, que gobierna en Murcia y Cartagena, no se ha mostrado especialmente receptivo ante las demandas vecinales. En cambio Saura, al menos de un tiempo a esta parte, parece estar por la labor, a juzgar por sus manifestaciones públicas. Aunque el dirigente socialista de momento se ha limitado a abrir el melón, pero sin entrar en muchas concreciones. A la hora de dar nombres sólo apunta a El Palmar, mientras que mantiene una prudente distancia respecto a los del Campo de Cartagena. En este sentido, los candidatos socialistas a las alcaldías de Murcia y Cartagena parecen incluso más receptivos y decididos que su jefe de filas.
No aclara Saura cuál sería el número idóneo de ayuntamientos en la Región; sólo afirma que 45 son pocos. Si comparamos con provincias de Castilla-León, como Burgos o Segovia, no es que sean pocos es que es un número ridículo. En Burgos superan de largo los doscientos y en Segovia superan la centena de largo. Claro que la gran mayoría no alcanza los mil habitantes en el censo y conozco muchos que su población no llega a cien vecinos. Si aplicamos esté baremo en Murcia, el número no sólo se puede duplicar sino hasta triplicar. Si atendemos a movimientos segregacionistas, el número podría incrementarse en una docena.
También se podía pensar que detrás de la propuesta de Saura podía estar la base de la biprovincialidad demandada por numerosos colectivos sociales, políticos, profesionales y empresariales de la Comarca de Cartagena. Pero ese objetivo de momento no esta recogido por el candidato socialista a la Presidencia de la Comunidad. Saura, de momento, no se plantea incluir la futura provincia de Cartagena en su programa electoral, e incluso tampoco se muestra muy partidario de incluir la posibilidad en la reforma del Estatuto de Autonomía. De momento, los socialistas se van a limitar a asistir a debates, conocer informes y estudios, pero sin mojarse más de lo justo y necesario.
¿Qué ganan los vecinos con más municipios en la Región? La lógica más elemental hace suponer que el nuevo ayuntamiento mejorará los servicios a los vecinos, sin que ello conlleve un incremento sustancial en impuestos. Y eso requiere estudios serios para llevar a cabo una planificación futura, porque, como dicen los jóvenes de ahora, para irse de casa siempre se está a tiempo. Aunque estemos en precampaña electoral, y no quiero apuntar con esto a maniobra electoralista de Pedro Saura, en cosas importantes las prisas dicen que no son buenas consejeras.
